Seguramente, por más boludo que seas, tendrás dos dedos de frente y tu sentido común te hará pensar "¿Qué tanto tutorial si es pedir que te impriman de nuevo un plástico choto?". ¡Ja! ¡Iluso! No sabes la odisea que te espera a ti y a tu sentido común barato.
Cómo tramitar una libreta de conducir extraviada en la Intendencia de Maldonado
Dificultad : Very Difficult
Tiempo estimado : De 2 a 3 horas (si sos bueno)
Precio : $ 840 aprox.
Requisitos necesarios : Cédula de identidad, fotocopia de cédula, denuncia de extravía de la comisaría, la cola de un gato negro, aliento de dragón, una uña de la mano de Juan Domingo Perón.
Requisitos recomendables : Smartphone con Internet, tablet, vianda con comida, mate, libros, agujas y lana, carpa.
Habilidades necesarias : Paciencia. De a kilos. Y mucha energía.
IMPORTANTE : Voy a contar cómo lo hice yo. Fue un trayecto más largo que el convencional quizás, pero a mi me funcionó, y a lo largo del trámite vi a varios abandonar. Vos hacé lo que quieras, manejate, total vas a tener permiso para conducir.
Punto de partida: El año pasado perdí la libreta (no me pregunten dónde porque sería una pregunta bastante estúpida de su parte) que me había sacado en el 2017 y que tenía vencimiento para el 2017. Entre los meses sin trabajo y sin un peso para hacer el trámite y los meses de trabajo de temporada que no te permite tener tiempo para ir a hacer el trámite, quedé en un espiral sin salida que no me permitía ir a la Soberana Intendencia de Maldonado (nótese todo el chamuyo que me mandé para confesar que anduve sin libreta por 5 meses).
Una vez finalizada la temporada, y antes de volver a los niveles de pobreza del maldonauta de invierno, decidí invertir mis últimos ahorros en hacerme legal, por lo que madrugué, me vestí, agarré mi bolso y fui a informarme a la Gran Intendencia de Maldonado. Eso fue a las 11.00 de la mañana. No contaba con que iba a quedar estancado en un laberinto burocrático sin salida durante las siguientes 3 horas de mi vida.
Paso a paso para sacar la libreta de conducir en Maldonado:
Entro a la Intendencia Campeona del Siglo. Bajo la escalera y me dirijo a la sección de trámites de libreta. Busco dónde se saca el número. Sigo buscando sin suerte. Recorro con la mirada cada centímetro de la pared buscando un dispensador de papelitos con número. Nada. Me rindo, dejo el orgullo de lado, me dirijo al primer ser humano con el que hago contacto visual y le pregunto "Hey máster, dónde se saca número acá?"
Recibo la respuesta de que el número se saca arriba. Vuelvo a subir la escalera y vuelvo a buscar uno de esos inventos coloridos con forma de pato. Nada.
Me doy cuenta de que hay dos muchachas en un puesto con un cartel gigante que dice "Libretas de conducir". Me siento a estudiar la situación, observo cómo lo hace el resto y me hago preguntas estratégicas antes de actuar "¿Cómo funciona esto? ¿Será como el dispensador de números de papel? ¿Tendré que meter mi mano en la boca de esas mujeres robots para cinchar y sacar un numerito? ¿Serán seres humanos de verdad y tendré la obligación de interactuar con ellas? ¿Tengo que decirles felices fiestas al despedirme o ya pasó? ¿Será para lo mismo la muchachita de la izquierda que la de la derecha? ¿Alguna de ellas tiene cara de culo? ¿Cuál será más eficiente para mi trámite?". Luego de parecer un pervertido stalkeando a dos mujeres durante 10 minutos me decido, me levanto y voy a la cola.
Llega mi turno, actúo normal, saludo, me saluda y me queda mirando. En este punto debo decir qué me pasa. "Bueno... Estemmm... Que te iba a decir... Ah sí, el año pasado perdí la.... El coso este" -"¿La libreta?"- me interrumpe la mujer, ya un poco molesta por mi falta de coordinación de palabras. - "Sí eso mismo ¿qué tengo que hacer?". Comienza a darme una explicación larguísima y mi cerebro se cuelga mirando la estatua del Artigas cabezudo en un rincón del hall. Que grande José Gervasio. Literalmente. Tremenda cabeza le hicieron. Vuelvo a la conversación de la señora de informes y logro entender algo de reimpresión, algo de fotocopia de cédula, algo de pagar y algo de que a las 12.40 me atienden por agenda en la planta de abajo. Donde ya había estado. ¿Pa' qué subí entonces? ¿Que soy pelotudo? Pienso para adentro, sin exteriorizar mi desilusión. Saludo cordialmente y me voy.
Ya que tengo que sacar el número de la cédula, se me prende la lamparita: Mejor saco plata de ahí cerca así ya no tengo que volver a salir. ¡La pucha que soy inteligente!
Voy al Abitab saco plata. Voy a la papelería, saco la fotocopia de cédula y se me vuelve a prender la lamparita: Por si acaso voy a ponerle más saldo a mi ANCEL para aprovechar el poco tiempo libre que me queda en la dulce espera y navegar por la red. Vuelvo al Abitab, recargo mi ANCEL.
Vuelvo a entrar al Palacio de la Intendencia de Maldonado. Bajo las escaleras y me siento entre la multitud. Espero. Chateo un poco en WhatsApp. Sigo esperando. Continuo chateando cada vez con más gente. Me desespero, pero espero. Me pongo al día con mis amigos lejanos y familiares con los que no chateaba desde hacía más de 5 años. Sigo esperando. Comienzo a chusmear alrededor, los casos de gente impaciente a las puteadas con el Dios de la burocracia. Unos que abandonan. Otros que se meten en los escritorios de pesados para que los atiendan. Otros suspiran profundamente. Otros golpean la puerta a los gritos. Yo sigo ahí. Estoico, con cara de idiota, para que los funcionarios públicos no sientan la satisfacción de verme quebrado. No les daré le gusto.
Ahí queda un espacio libre y un hombre preguntando "¿Por agenda?", no es mi nombre "Por Agenda" pero igual me es más fácil cambiarme de nombre que seguir criando hongos en esta silla de plástico incómoda como hueso de bagual. (Aclaro que no sé qué es un bahual vanual o cómo se escriba, pero como estoy en una intendencia blanca, no voy a perderme la única posibilidad que tengo en la vida de decir ese dicho tan divertido que tienen ellos. Ya está, ya me saqué las ganas de escribirlo. Podemos retomar la historia.)
Llego sonriente al escritorio del señor, saco todos los papeles satisfecho pensando "Ahora me busca en la computadora, aprieta el botón de imprimir, me trae el documento nuevito recién reimpreso, me llaman por la caja a pagar y puedo volver a mi casa a ser feliz que tengo milanesas de ayer en la heladera". ¡ERROR! Eso sería en un sistema efectivo del primer mundo. Capaz que en Estados Unidos donde entrás, tocas una máquina, le ponés "Renoveishon the libreteishon of conducteishon" y en 10 minutos te llaman por caja, pasas tu tarjeta y te dan un frío plástico. Si es que todavía usan eso y no lo tienen digitalizado en sus iPhones imperialistas. ¿Pues saben qué? Eso es ABURRIDO. Acá tenemos que sacarle jugo a cada actividad que hacemos. Si vamos al cajero, que sea un juego de azar saber cuál funciona y cuál no. Si vamos a hacer cola para cobrar la jubilación que sea tan peligroso como jugar a la ruleta rusa saber si volvemos a casa o palmamos en el proceso. Y si vamos a hacer un trámite, que sea una aventura con ideas y vueltas más difícil que dar vuelta el Residen Evil 1.
El señor comienza a preguntarme los datos, pim pum coso y de repente empieza a escribir en un papelito un número muy lentamente. No lo sé Rick, me parece que quiere una coima para agilizar el trámite, ¿cómo debo actuar para hacerle entender que comprendí la indirecta? comienzo a tirarle guiñadas mientras escribe un 1... un 5... un ... 3... Guiñada va, sonrisa viene comienzo a pensar "Ey señor coimero, más de tres cifras se me estaría yendo de presupuesto... ¿Qué onda?" de repente tengo un chorizo de números de 7-8 dígitos y a un hombre que me dice "Andá con esto al Abitab, pagá, sacá número arriba y volvé" mientras me devuelve una guiñada.
¡ANDÁ A CAGAR! Esto es como cuando te das tremenda vuelta en el nivel del Super Mario, llegás al bicho final y el hijo de puta te mata. Game Over. Volvé a empezar, nene. ¡Noooooo! por algo no juego a los videojuegos la reconcha del mono peludo de Donkey Kong. ¿Qué más quieren de mi?
Con lágrimas en los ojos, rojo de rabia, salgo de la puerta, vuelvo a subir la escalera de mierda, vuelvo al Abitab, vuelvo a saludar por tercera vez al flaco que me atiende frunciendo el ceño con cara de "Yo te gusto que venís tanto por acá?", pago los 840 y vuelvo al nivel uno de la Solemne Intendencia de Maldonado. Cabeza gacha, con cara de pan triste. Ya ni le hablo a la mujer. Le muestro el papel de pago con cara de "No sé qué juego es este, pero no me está gustando nada mi negra". Me saca del escritorio un pato de números en papelitos y en mi cabeza suena el Aleluya, mientras me aferro al invento de plástico que es lo más parecido a una zona de confort para mi, como un salvadidas en el medio del océano. Acaricio el pato con dulzura y tomo un número mientras mis ojos brillan. Bajo. Esta vez sí. No me voy a quebrar. Lo voy a lograr, como que me llamo Por Agenda.
Me vuelvo a sentar en la misma silla, a ver si reconociéndome los funcionarios se apiadan de mi. Comienzo a leer. A twittear. A bajar aplicaciones que nunca voy a utilizar. A borrar los videos de los grupos de Whatsapp. Y sigo esperando, sin saber siquiera cuál es mi número ya que me tocó el 66 o el 99. No lo sé. El pato hijo de puta no me puso una rayita abajo del número para saber cómo lo tengo que leer. Busco en Youtube un truco para saber cuándo es 66 y cuándo es 99. Finalmente uso mi cerebro y me doy cuenta de que es el... 99 Ahí me llamaron, no lo puedo creer! Ahora sí...
Vuelvo con el mismo funcionario con cara de "Dale macho, ahora sí ponele imprimir a esa mierda y dejame salir de acá, ya pasó el chiste". Me pide la cédula y el ¿certificado médico? "Qué cosa médico?" le grito ya sin paciencia. "Ah, no, es para reimprimir, perdón" se corrige el muy chistoso. Bajo la mano derecha con la cual lo estaba midiendo para golpearlo. Le entrego la documentación, el papel del Abitab, un papel de chicles que tenía en el bolso y 20 pesos de propina. ¿Qué me puede haber dicho el muy sorete? Sí, que me llaman para sacarme la foto. ¡¡¡ANDÁ A LA PUTA QUE TE PARIÓ, IMPRIMÍ LA FOTO QUE TENGO AHÍ QUE HACE 2 AÑOS TENÍA MÁS PELO Y AHORA TENGO CARA DE CANSADO POR LAS VUELTAS QUE ME HICIERON HACER PARA RE-IM-PRI-MIR-ME UN DOCUMENTO!!! ¿QUIÉN BORRÓ LA FOTO? ¿ANTÍA? ¿PARA QUÉ TOCÁS LA COMPUTADORA M'IJO?
Por supuesto que no le dije nada de esto y me senté una vez más a esperar como un campeón. Y al que espera, el Dios de la burocracia lo ayuda.
Una señora me llamó al paredón blanco, en el que te hacen mirar a una cámara, que si mirás para ahí ves atrás a toda la gente en las sillas. 0 privacidad. ¿Dónde está la democracia? ¿Todo el mundo tiene que ver la cara de idiota que hago para la foto? Ponéme un cuarto oscuro Antía en vez de andar toqueteando la computadora. Una cortinita aunque sea. Algo. Mientras comienzo a mirar a la cámara parece que estoy jugando un serio con todas las personas de atrás y sí... Como nunca supe jugar al serio, termino tentado y salgo riéndome en la foto. Vuelvo a las carcajadas a mi asiento, mientras los demás no entienden qué me causa tanta gracia. Ya van a ver cuando estén ahí a ver si no se ríen con 20 monos mirandote con cara seria. Ojalá les llegue.
Me siento, termino de comerme las uñas de las manos y justo antes de descalzarme para continuar con las de los pies, me vuelven a llamar, esta vez con algo brillante en la mano. Esta vez sí, te puedo sentir, ya puedo tocarte (no a vos señora de las 6 décadas, al documento tan ansiado).
Llego, lo mira y me dice "Ay no, quedó mal" me dice. "No importa" le respondo desesperado sin soltar el documento que la doña estaba intentando quitarme de las manos. Tras una dura batalla la vieja me venció y me mostró unas rayas de la mala impresión. Por lo que me quedé 5 minutos extra parado como un pelotudo hasta que sí. Llegó de verdad. Firmé un papel que no sé ni que decía, capaz que le vendí mi alma al diablo, pero poco me importó en ese momento, sintiéndome ya no solo legal, sino libre de irme de la Sagrada Intendencia de Maldonado.
Salí tan contento que le di 3 pesos al cuidacoches y arranqué con la moto. Lo siguiente no es joda, lo juro por mis futuros hijos que ojalá no tenga: hago 3 metros y un inspector me hace seña de que pare. "No te puedo creer, 5 meses andando sin libreta no me paran nunca, ahora que tengo libreta qué mierda hice? Es porque no tengo el chaleco de mierda al mediodía? La reputisima madre que lo parió tiene que ser una joda para Video Match" todo eso pienso mientras voy parando y el milico me dice "No, vos no, disculpá, seguí nomás" Era para el flaco de atrás la seña.
Y así terminé mi aventura llorando entre risas de nervios, felicidad, tristeza, rabia, ganas de prender fuego la intendencia y suplantarla por un cajero automático de trámites y más sentimientos inexplicables. Pero al pensarlo con calma me doy cuenta de que tiene un propósito todo ese laberinto burocrático sin aparente sentido. Te hace cultivar la paciencia, la resiliencia, la resistencia, otras cosas que terminan con "encia". Te hace valorar las cosas simples de la vida. Te da tiempo de comunicarte con tus amigos y familiares. Te da un tiempo para leer, tejer, escribir un libro o cualquier otro hobbie que puedas hacer sentado. Y sobre todo, te hace cuidar más tu billetera. Les aseguro que nunca más quiero volver a perder los documentos y los voy a cuidar con mi vida, el día que me vengan a robar la billetera, prefiero que me peguen un tiro en el medio del pecho antes de tener que volverme a comer el garrón de un trámite en la Suprema Intendencia de Maldonado.
0 comments:
Publicar un comentario