Sin ir más lejos, recuerdo el cumpleaños de 15 de mi hermana, cuando me puse a bajar videoclips de música una semana antes, para darle un poco de color audiovisual a una fiesta familiar...
Llegado el día, dejo una lista de videos reproduciéndose en la televisión y me voy a hacer las hamburguesas, intentando sumar puntos en la familia para ser querido por ellos...
Hamburguesa va, hamburguesa viene, mayonesa p'arriba, ketchup p'abajo, siento un "MAAAATHIAAAAAS!!! (con tres o más signos de exclamación) MAAAATHIAAAAS"
Voy acercándome hacia la fuente de sonido que citaba desesperadamente mi nombre y me encuentro a mi tío abrazado de la pantalla de la tele, intentando abarcar la mayor parte posible del área de la superficie de la misma, mientras ésta reproducía sonidos característicos de una orgía sexual.
Alrededor de esa maravillosa escena, se situaban -cual espectadores de un anfiteatro- abuelos, tíos, y primos.
Muchos primos. Niños de menos de 10 años - a los cuales les pido perdón por arruinarles las infancias - que miraban boquiabierta todo lo que estaba pasando.
Yo seguía sin entender nada, hasta que en un espacio de la pantalla que mi tío no lograba cubrir con su brazo, vi un pene gigante apareciendo por debajo del sobaco de mi pariente.
En ese momento me cayó la ficha, entre nervios, sudor, la cara roja como huevo e' ciclista y temblor, logré desenchufar la computadora y volver a las hamburguesas, que ya para ese entonces se me habían quemado.
Y así fue, como gracias al famoso Ares, logré arruinarle el cumple de 15 a mi hermana, la infancia de mis primos y mi reputación familiar.
Quisiera darle un fuerte abrazo al chico que le pifió al himno y decirle "Vamo' arriba, a mi también me pasó, contá conmigo que yo te entiendo".
Bueno y en el próximo libro les cuento la vez que me bajé la película de Batman y resultó ser una porno gay!
Recuerden niños: no usen drogas ni el Ares!
0 comments:
Publicar un comentario