El sentimiento de satisfacción al poder ayudar al prójimo que se encuentra perdido, deambulando por la vida, en busca de una calle no tiene parangón (no sé que es esa palabra, pero hace meses que quiero meterla en una conversación y no puedo, creo que acá puede tener sentido).
Finalmente a mis 32 años de edad el destino quiso que un viejo en auto que buscaba una calle y este humilde servidor motorizado que buscaba una razón para vivir, se encontraran. El señor (con "s" minúscula, el con "S" mayúscula se sabe toditas las calles de toditas las ciudades de toditos los países, amén) me preguntó por una calle y yo, sin dudar, sin titubear, sin temblar, sin tartamudear, sin vacilar y sin muchos otros verbos infinitivos similares, le dije con precisión cómo debía llegar.
Por un momento sentí que conocía la ciudad como la palma de mi mano... Bueno, en realidad nunca me miré mucho la palma de la mano... No entiendo mucho ese dicho; será que lo inventaron en la Edad Media cuando no existían los celulares, las computadoras o la televisión y la gente no tenía otra cosa que hacer que cagarse a espadazos con otros o mirarse la palma de la mano... Pero digamos que sentí que conocía este lugar como el teclado de mi teléfono.
Jamás me había sentido tan útil e inteligente en esta vida. Estoy seguro que ese señor jamás se olvidará del anónimo de casco negro y mirada enigmática que le facilitó el camino, así como yo jamás me olvidaré del señor del auto con rostro triste al que SÉ que por primera vez en mi vida, envié por el buen camino. No como al resto de los cientos de infelices que alguna vez me preguntaron una dirección y los mandé quién sabe a donde o les dije "Pah loco, me mataste...".
Si me está leyendo quiero que sepa que lo quiero mucho señor del auto, espero que haya llegado bien a su destino.
Creo que me voy a dedicar a esto. Voy a dejar magisterio. Voy a estudiarme a fondo el mapa de la ciudad y voy a andar en moto, sin rumbo, haciendo el bien por el mundo. Desde hoy ha nacido un super héroe en Maldonado que no usa la violencia, sino el saber supremo: SuperGPSMan.
Si necesitan saber donde queda alguna calle, cuenten conmigo, cuento con ustedes. (¿Acá es donde debería usar las normas APA para citar a Sartori?)
Finalmente a mis 32 años de edad el destino quiso que un viejo en auto que buscaba una calle y este humilde servidor motorizado que buscaba una razón para vivir, se encontraran. El señor (con "s" minúscula, el con "S" mayúscula se sabe toditas las calles de toditas las ciudades de toditos los países, amén) me preguntó por una calle y yo, sin dudar, sin titubear, sin temblar, sin tartamudear, sin vacilar y sin muchos otros verbos infinitivos similares, le dije con precisión cómo debía llegar.
Por un momento sentí que conocía la ciudad como la palma de mi mano... Bueno, en realidad nunca me miré mucho la palma de la mano... No entiendo mucho ese dicho; será que lo inventaron en la Edad Media cuando no existían los celulares, las computadoras o la televisión y la gente no tenía otra cosa que hacer que cagarse a espadazos con otros o mirarse la palma de la mano... Pero digamos que sentí que conocía este lugar como el teclado de mi teléfono.
Jamás me había sentido tan útil e inteligente en esta vida. Estoy seguro que ese señor jamás se olvidará del anónimo de casco negro y mirada enigmática que le facilitó el camino, así como yo jamás me olvidaré del señor del auto con rostro triste al que SÉ que por primera vez en mi vida, envié por el buen camino. No como al resto de los cientos de infelices que alguna vez me preguntaron una dirección y los mandé quién sabe a donde o les dije "Pah loco, me mataste...".
Si me está leyendo quiero que sepa que lo quiero mucho señor del auto, espero que haya llegado bien a su destino.
Creo que me voy a dedicar a esto. Voy a dejar magisterio. Voy a estudiarme a fondo el mapa de la ciudad y voy a andar en moto, sin rumbo, haciendo el bien por el mundo. Desde hoy ha nacido un super héroe en Maldonado que no usa la violencia, sino el saber supremo: SuperGPSMan.
Si necesitan saber donde queda alguna calle, cuenten conmigo, cuento con ustedes. (¿Acá es donde debería usar las normas APA para citar a Sartori?)