Bueno, resulta que el 8 de octubre cumplía un año de noviazgo...
Pues bien yo no soy muy bueno con el tema de los regalos, no sé regalar, no me gusta, pero ta, un año, no se cumple todos los días así que dije "vamos a ser prolijos"...
Bien, en una de mis tantas idas al Devoto me topé con un canasto lleno de ositos de peluche, un precio bastante económico para los peluches de 23 cm (cabe destacar que en el canasto cuyo único precio marcado era el de los peluches de 23 cm, no había un puto peluche de 23 cm); cuestión que arriba de todos los peluchecitos había un peluchototote de tamaño considerable y dije "Ta, es con vos, voy a la segura, no puedo perder con un peluche", regalarle a una mina un peluche es como regalarle a un hombre... No sé... Nunca se me da con el tema de comparaciones....
Que pasa? Esto fue el lunes a las 2 de la tarde; fui a esa hora porque me imaginé que no andaría nadie... Pues bien, llenito de gente, lleno de conocidos. Arranqué a dar vueltas alrededor de la canasta como un tiburón gira en torno a su presa antes de pegar el mordiscón; me hacía el otro, bichaba las pastas, la harina, revisaba todas las góndolas y cuando estaba cerca de la presa, manoteaba (medio haciéndome el desinteresado) a la osa gigante, intentando ver el precio; cosa que no lograba encontrar en la peludez del peluche.
Repitiendo la maniobra. me recorrí 5 veces todo el devoto, 5 veces anduve ahí cerquita de la canasta y no podía encontrarle el precio a la bicha, dije "Ta, vengo mañana a las 4, capaz que hay menos gente y no tengo que hacer este papelón delante de tanta gente".
Ahí viene todo el tema de la salida, porque la salida que no es por la caja te da un poco más de verguencita... Capaz que uno se persigue nada más, pero yo me siento saludado con simpatía por el guardia cuando entro por ahí... Ahora, cuando me voy por ese lugar, ya es una cara de desconfianza de "Que te estarás robando que viniste hasta acá y no compraste nada, pichón de hdp?".
En fin, al otro día me pongo los lentes de sol, bufanda hasta los ojos, campera negra, me tomo una medida de whisky fondo blanco y arranco para el Devoto decidido a completar la misión. Llego, menos gente, pero igual me pegué tres vueltas enteras de punta a punta, todo, incluyendo la parte de arriba y recién a la tercer aproximación y tercer manoseo de la osa, me decido a llevarla a la maquinita que te dice el precio, dispuesto a refregar a la osa por el rayo láser hasta que algún momento la máquina mágica me dijera cuánto costaba ese animal en extinción.
En eso que chapo a la osa, una mano gigante me agarra el hombro, me doy vuelta con cara de sorprendido y veo al patovica que me dice, "Que estas haciendo? Desde ayer te estamos siguiendo con las cámaras! Te crees que no nos damos cuenta que te querés afanar ese peluche gigante?".
Arranco a transpirar, le quiero explicar mi situación, pero arranco a ta-ta-ta-ta-tartamudear, la gente mirando al rededor, horrible. Le digo al mono, agachate un segundito, el gigante se agacha y le cuento en secreto el malentendido. Me pide disculpas y me dice que le pregunte el precio a un reponedor, bue, ahí 2 vueltitas más del Hipermercado, porque en la primer vuelta vi uno a la lejanía, lo arranque a seguir y se me perdió entre la yerba, simplemente desapareció. Seguí buscando y me topé con una reponedora, mujer. 'Na vergueeeenza! Le digo "Disculpe señorita, no me podría decir el precio de un peluche?", le señalo el animal y ta, mientras la mujer va a averiguar yo me hago el sonso por ahí, mirando los precios de los aceites (carisimos!), de la ketchup, de las toallitas femeninas, etc. y la chica vuelve con el precio, (no lo quiero decir porque capaz que mi novia me esta leyendo y va a pensar que su novio es tremendo pelagato), cuando me dice el precio me dejó sin aire, me golpeó justo en la pobreza
- Pesos uruguayos, no?
Atino a responderle. No sé para qué, porque si fuera en dólares seria tanto peor y no creo que pongan el precio en patacones en el Devoto, pero ta.
Sigo recorriendo el supermercado antes de irme y esta vez, para no hacer la caminata de la vergüenza nuevamente, compro una cebadurita de mate y me voy con el pecho inflado por la caja rápida. Salgo, exhalo y me encuentro a un día antes del aniversario, aún sin regalo.
Shopping es con vos. Llego a toda máquina a la Tienda Inglesa... Una depresión! Porque claro, en cancha desconocida, mucho más grande, mucha más gente, nada de música y como frutillita de la torta ya estaban despuntando los primeros arboles de navidad. Ah tas loco, momento tristisimo de la historia.
3 vueltas de tienda después, sigo sin encontrar los peluches, digo "Ta ya era, le regalo un spinner, una sidra, una plancha, yo que se" pero después, continuando con mi diálogo interno digo "No, voy a llevarle un peluche grande a mi novia carajo".
Salgo, voy a una juguetería, nadie. 0 público. Fue como la señal de Dios que me decía "Hijo mio, te he puesto en esta dura batalla para que finalmente triunfes y saborees tu victoria y no Secret". Aparece un hombre muy amable y le empiezo a contar toda mi desaventura, todo lo que pasó, toda mi historia; el hombre se emociona, casi largamos el moco, al final me dice, "Mirá pibe, ese peluche es justo lo que necesitas para Romina" a esas alturas ya se sabia el nombre de mi novia y todo,
Pegamos tremenda onda con el loco, nos quedamos hablando 2 horas de la evolución de los juguetes a lo largo de la historia del ser humano, de la llegada del hombre a la luna y de la teoría de que la tierra es plana hasta que nos saludamos y me fui. Cazo a la perra (porque a todo esto el vendedor me había vendido una perra gigante y no una osa) la pongo en la moto y me recorro medio Maldonado tratando de que no se me caiga la bicha, entonces imaginate, la perra en cuatro con la cabeza hacia adelante del manubrio, y la cola perreandome, literalmente, en el asiento, mientras la chapaba de la cabeza para que no se me cayera... Las cosas que me gritaron durante el trayecto...
Bue... Llego a casa re quemado y dónde escondo semejante cosa peluda? (del peluche toy hablando) Ahí arranco a construir todo una especie de pilot casero para el peluche y lo meto abajo de la ducha para que quede escondido de la vista de mi novia y no se moje mientras tanto.
Voy a la heladera, pelo una Paso de Los Toros, siento el "tssss" y me echo en el sillón a brindar conmigo mismo por mi hazaña, y ahí me digo "Nah sabés que, le erré de regalo, esto no es lo mio" así que volvía a la juguetería con mi amigo vendedor y cambié el maldito peluche por un Yenga y un tiro al blanco con flechas de goma para mi, y a mi novia le hice un video pedorro con fotitos más una imagen en el Paint que decía "Felices 365 días" y ta. Nunca mas le intento regalar nada. El amor no existe. Regalar peluches gigantes, tampoco.
Pues bien yo no soy muy bueno con el tema de los regalos, no sé regalar, no me gusta, pero ta, un año, no se cumple todos los días así que dije "vamos a ser prolijos"...
Bien, en una de mis tantas idas al Devoto me topé con un canasto lleno de ositos de peluche, un precio bastante económico para los peluches de 23 cm (cabe destacar que en el canasto cuyo único precio marcado era el de los peluches de 23 cm, no había un puto peluche de 23 cm); cuestión que arriba de todos los peluchecitos había un peluchototote de tamaño considerable y dije "Ta, es con vos, voy a la segura, no puedo perder con un peluche", regalarle a una mina un peluche es como regalarle a un hombre... No sé... Nunca se me da con el tema de comparaciones....
Que pasa? Esto fue el lunes a las 2 de la tarde; fui a esa hora porque me imaginé que no andaría nadie... Pues bien, llenito de gente, lleno de conocidos. Arranqué a dar vueltas alrededor de la canasta como un tiburón gira en torno a su presa antes de pegar el mordiscón; me hacía el otro, bichaba las pastas, la harina, revisaba todas las góndolas y cuando estaba cerca de la presa, manoteaba (medio haciéndome el desinteresado) a la osa gigante, intentando ver el precio; cosa que no lograba encontrar en la peludez del peluche.
Repitiendo la maniobra. me recorrí 5 veces todo el devoto, 5 veces anduve ahí cerquita de la canasta y no podía encontrarle el precio a la bicha, dije "Ta, vengo mañana a las 4, capaz que hay menos gente y no tengo que hacer este papelón delante de tanta gente".
Ahí viene todo el tema de la salida, porque la salida que no es por la caja te da un poco más de verguencita... Capaz que uno se persigue nada más, pero yo me siento saludado con simpatía por el guardia cuando entro por ahí... Ahora, cuando me voy por ese lugar, ya es una cara de desconfianza de "Que te estarás robando que viniste hasta acá y no compraste nada, pichón de hdp?".
En fin, al otro día me pongo los lentes de sol, bufanda hasta los ojos, campera negra, me tomo una medida de whisky fondo blanco y arranco para el Devoto decidido a completar la misión. Llego, menos gente, pero igual me pegué tres vueltas enteras de punta a punta, todo, incluyendo la parte de arriba y recién a la tercer aproximación y tercer manoseo de la osa, me decido a llevarla a la maquinita que te dice el precio, dispuesto a refregar a la osa por el rayo láser hasta que algún momento la máquina mágica me dijera cuánto costaba ese animal en extinción.
En eso que chapo a la osa, una mano gigante me agarra el hombro, me doy vuelta con cara de sorprendido y veo al patovica que me dice, "Que estas haciendo? Desde ayer te estamos siguiendo con las cámaras! Te crees que no nos damos cuenta que te querés afanar ese peluche gigante?".
Arranco a transpirar, le quiero explicar mi situación, pero arranco a ta-ta-ta-ta-tartamudear, la gente mirando al rededor, horrible. Le digo al mono, agachate un segundito, el gigante se agacha y le cuento en secreto el malentendido. Me pide disculpas y me dice que le pregunte el precio a un reponedor, bue, ahí 2 vueltitas más del Hipermercado, porque en la primer vuelta vi uno a la lejanía, lo arranque a seguir y se me perdió entre la yerba, simplemente desapareció. Seguí buscando y me topé con una reponedora, mujer. 'Na vergueeeenza! Le digo "Disculpe señorita, no me podría decir el precio de un peluche?", le señalo el animal y ta, mientras la mujer va a averiguar yo me hago el sonso por ahí, mirando los precios de los aceites (carisimos!), de la ketchup, de las toallitas femeninas, etc. y la chica vuelve con el precio, (no lo quiero decir porque capaz que mi novia me esta leyendo y va a pensar que su novio es tremendo pelagato), cuando me dice el precio me dejó sin aire, me golpeó justo en la pobreza
- Pesos uruguayos, no?
Atino a responderle. No sé para qué, porque si fuera en dólares seria tanto peor y no creo que pongan el precio en patacones en el Devoto, pero ta.
Sigo recorriendo el supermercado antes de irme y esta vez, para no hacer la caminata de la vergüenza nuevamente, compro una cebadurita de mate y me voy con el pecho inflado por la caja rápida. Salgo, exhalo y me encuentro a un día antes del aniversario, aún sin regalo.
Shopping es con vos. Llego a toda máquina a la Tienda Inglesa... Una depresión! Porque claro, en cancha desconocida, mucho más grande, mucha más gente, nada de música y como frutillita de la torta ya estaban despuntando los primeros arboles de navidad. Ah tas loco, momento tristisimo de la historia.
3 vueltas de tienda después, sigo sin encontrar los peluches, digo "Ta ya era, le regalo un spinner, una sidra, una plancha, yo que se" pero después, continuando con mi diálogo interno digo "No, voy a llevarle un peluche grande a mi novia carajo".
Salgo, voy a una juguetería, nadie. 0 público. Fue como la señal de Dios que me decía "Hijo mio, te he puesto en esta dura batalla para que finalmente triunfes y saborees tu victoria y no Secret". Aparece un hombre muy amable y le empiezo a contar toda mi desaventura, todo lo que pasó, toda mi historia; el hombre se emociona, casi largamos el moco, al final me dice, "Mirá pibe, ese peluche es justo lo que necesitas para Romina" a esas alturas ya se sabia el nombre de mi novia y todo,
Pegamos tremenda onda con el loco, nos quedamos hablando 2 horas de la evolución de los juguetes a lo largo de la historia del ser humano, de la llegada del hombre a la luna y de la teoría de que la tierra es plana hasta que nos saludamos y me fui. Cazo a la perra (porque a todo esto el vendedor me había vendido una perra gigante y no una osa) la pongo en la moto y me recorro medio Maldonado tratando de que no se me caiga la bicha, entonces imaginate, la perra en cuatro con la cabeza hacia adelante del manubrio, y la cola perreandome, literalmente, en el asiento, mientras la chapaba de la cabeza para que no se me cayera... Las cosas que me gritaron durante el trayecto...
Bue... Llego a casa re quemado y dónde escondo semejante cosa peluda? (del peluche toy hablando) Ahí arranco a construir todo una especie de pilot casero para el peluche y lo meto abajo de la ducha para que quede escondido de la vista de mi novia y no se moje mientras tanto.
Voy a la heladera, pelo una Paso de Los Toros, siento el "tssss" y me echo en el sillón a brindar conmigo mismo por mi hazaña, y ahí me digo "Nah sabés que, le erré de regalo, esto no es lo mio" así que volvía a la juguetería con mi amigo vendedor y cambié el maldito peluche por un Yenga y un tiro al blanco con flechas de goma para mi, y a mi novia le hice un video pedorro con fotitos más una imagen en el Paint que decía "Felices 365 días" y ta. Nunca mas le intento regalar nada. El amor no existe. Regalar peluches gigantes, tampoco.